Leyenda de los duendes

Desde hace mucho tiempo (hay registros desde la época de la conquista), ha sido transmitida de generación en generación la fascinación por unos pequeños hombrecitos con vestimenta multicolor y grandes sombreros, con los cuales los padres calman a sus hijos cuando se portan mal; los duendes.

En la cultura popular, un duende es un ser sobrenatural que causa ruidos, trastornos y es de naturaleza maliciosa para los humanos. La designación de la palabra duende deriva de la expresión “duen de casa”, ya que según el mito, estos seres se entromenten en los hogares y los encantan. Es en lengua castellana, el equivalente del “goblin” en las tradiciones europeas.

Cuentan las leyendas que estos diminutos seres se le aparecen a las personas jugando como niños en los campos y parajes solitarios; se dice que si alguna persona los llega a ver, sin darse cuenta desaparece del lugar y aparece desconcertado en otro sitio completamente distinto a donde se encontró a los seres.

También se dice que los duendes son traviesos, molestan a la gente y se llevan a los niños pequeños para perderlos.

En muchas historias de diferentes países se cree que a los duendes les gusta vivir en los puentes de parajes solitarios; donde, cuando una persona pasa cerca de ellos, por una extraña razón se siente atraida hacia estos puentes, va hacia ellos y los duendes la atrapan y no la dejan escapar.

A los duendes no les gustan los lugares sucios; se cree que para mantenerlos alejados de los niños, hay que ensuciar el lugar para que estos diminutos hombrecitos no se sientan tentados a entrar a la casa. Si a pesar de todo un duende llegar a entrar, la única forma de sacarlo es gritandole fuertemente insultos con groserías o poner música muy alto, prender todas las luces y ponerse a bailar por todos los rincones de la vivienda.