El niño de Ojo de Agua

Cuenta la leyenda que desde hace mucho tiempo han ocurrido situaciones verdaderamente extrañas alrededor de la zona del balneario Ojo de Agua, en Orizaba.

Una de esas historias le sucedió a un humilde trabajador cuando regresaba a su casa en medio de las penúmbras de la noche proveniente de su trabajo, por azahares del destino tomó la ruta que pasaba por el balneario, haciendo caso omiso de los cuentos tradicionales de aparecidos y espectros que deambulaban por ese lugar.

Justamente cuando caminando distraido en medio de sus pensamientos pasaba cerca de los restos de un viejo pozo de agua, pudo escuchar a un niño llorar, por lo cual se detuvo mirando a su alrededor para saber de donde provenía el llanto, y en medio de la completa oscuridad pudo ver que se trataba de un pequeño infante que desconsolado lloraba junto al pozo.

Caminó hacia él para preguntarle porqué estaba llorando, pero el pequeño no le contestó en varias ocasiones hasta que finalmente le dijo que andaba extraviado, le pidió de favor lo llevara cargando a la iglesia de Potrerillo, ya que tenía algunas dificultades para caminar, y que con toda seguridad sería más fácil para sus padres que lo encontraran ahí.

Al hombre le pareció algo extraño la petición del niño, que además le pidió que por ningún motivo volteara a mirarlo sin haber entrado a la iglesia, de acuerdo con la petición, el hombre cargó al niño y enfiló rumbo a la iglesia, todo iba bien hasta que cerca de la iglesia se empezaron a escuchar algunos ruidos extraños, lo cual hizo que el hombre volteara a ver al pequeño que llevaba entre sus brazos, dandose cuenta con terror que lo que cargaba era un monstruo que se estaba carcajeando de manera terrorífica.

El hombre arrojó al extraño ser al suelo y corrió a refugiarse al interior de la iglesia, en la cual se encontraban algunos feligreses, quienes alcanzaron a escuchar las carcajadas pero no pudieron ver a la criatura.

Minutos después de lo sucedido el sacristán le comentó al hombre acerca de la leyenda, la cual afirma que si algún día el monstruo lograra su propósito de entrar en la iglesia, el caudal de Ojo de Agua se elevaría muchisimo, desapareciendo completamente la ciudad de Orizaba, quedando sepultada bajo el agua.